En estos tiempos donde la tecnología es cada día más avanzada, muchos profesores de diferentes niveles han comenzado a sustituir las lecturas de libros impresos por los digitales.
Esto de la mano con cursos multimedia que incluyen audios, videos, con el fin de ofrecer mejores recursos para potenciar su aprendizaje. Cabe mencionar que en la actualidad ya hacemos uso de lecturas digitales por medio de tabletas, teléfonos celulares o incluso en lector de libros digitales.
En la actualidad contamos con una amplia variedad de recursos que merecen ser aprovechados, sobre todo por su auge entre los jóvenes. Sin embargo, el hecho de que existan, sean novedosos y que parezcan más didácticos no garantiza un mejor aprendizaje. De hecho, en este objetivo, la lectura en papel sigue siendo la más efectiva porque favorece un conjunto de elementos clave en el proceso.
Alguna de las desventajas de los libros impresos son la distribución limitada, ya que muchas de las veces es complicado conseguir ediciones o títulos que necesitemos. Sin embargo muchos lectores ven ciertas ventajas como lo es que no utilizan baterías o hasta la textura del mismo libro.
Ciertos estudios demuestran que los estudiantes asumen que obtendrán una puntuación más alta en una prueba de comprensión si han hecho la lectura del material digital.
Resultados de las pruebas demuestran que obtienen puntuaciones más altas cuando leen el material en su forma impresa.
Esta conclusión fue válida tanto para estudiantes de primaria como para estudiantes universitarios.Investigadores les preguntaron a los estudiantes cómo percibían su aprendizaje en general cuando usaban materiales de lectura impresos o digitales.
En efecto, la lectura en papel fue la preferida porque favorecía su concentración, memoria y aprendizaje más que la lectura digital.
Algunas ventajas de los libros digitales son que puedes personalizar las lecturas de tu agrado, puede ser un poco más dinámica y con mayor almacenamiento. Pueden ser en muchos casos más accesibles económicamente.
Esto no quiere decir que los textos digitales y los recursos audiovisuales no tengan cabida en el entorno educativo. Los tiempos en los que vivimos, y sobre todo la pandemia, han promovido el uso de la tecnología tanto para el trabajo como para la formación educativa en diferentes niveles. Y aunque el proceso haya sido arduo, muchos han visto sus beneficios.
Sin embargo, hasta ahora el recurso tradicional parece arrojar mejores resultados. Aún queda un largo camino por recorrer para determinar bajo qué contextos los audios y videos resultarían más idóneos.
Finalmente, en la actualidad contamos con una amplia variedad de recursos que merecen ser aprovechados, sobre todo por su auge entre los jóvenes.
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