Prácticamente ahora se encuentran en cualquier lugar público como restaurantes, supermercados, centros comerciales, entre otros y su función es evitar el contacto con otras personas.
Hace más de 25 años el ingeniero japonés Mashiro Tanaka inventó un código de lectura para dispositivos móviles con mayor capacidad de almacenamiento de información que el código de barras y lo llamó Código QR (Quick Response).
Sin embargo, esta invención vino a alcanzar su mayor potencial hasta que una pandemia desató la necesidad de interactuar con el mínimo contacto posible entre cliente y proveedor de servicios.
Este es uno de los muchos casos en donde el modelo low touch economy escarba en las invenciones pasadas para poder adecuar la economía global a los requisitos restrictivos que las medidas sanitarias han implementado como método de contención de riesgos.
Hoy en día vemos al código QR como el principal apoyo de los negocios que están reinventándose para salir adelante en tiempos del Coronavirus; nos piden escanear un código para ver el menú de un restaurante, en los pases de transporte aéreo y terrestre, incluso el gobierno de la CDMX ha implementado el check-in digital en espacios públicos cerrados por medio del escaneo de QR para el seguimiento de posibles contagios.
Sin dejar de lado los nuevos métodos de pago que plataformas como Mercado Pago o recientemente Apple Pay tienen implementados.
Con el rápido crecimiento que la pandemia ha dado al uso del código QR, se estima que en 2025 el 29 por ciento de los usuarios de teléfonos móviles realicen sus pagos y transferencias de esta manera, menciona Yoliztli Gutiérrez (experta en e-commerce, FinTech y medios de pago digital) en entrevista para Animal Político.
Un caballo de Troya
Y aun cuando existe polémica en algunos países por el uso de los códigos de respuesta rápida para el rastreo de personas y posibles restricciones por medio del escaneo de información, lo cierto es que en tiempos de la COVID-19 el sector público y privado intentará lo necesario para sobrevivir a las demandas que esta pandemia traen consigo.
Así lo plantea el director ejecutivo de Human Rights Watch, Kenneth Roth, quien en expresó que “un enfoque inicial en la salud podría convertirse fácilmente en un caballo de Troya para un seguimiento político más amplio y la exclusión”.