Se trata de una mujer Neoyorquina que se ha convertido en la tercera persona y la primera mujer en curarse del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), después de haber sido sometida a un trasplante de células madre procedentes de un donante con resistencia natural al virus; un novedoso tratamiento que puede abrir opciones de cura a más gente.
Así lo anunciaron el pasado martes durante una conferencia celebrada en Denver Colorado (EE.UU), el equipo de especialistas que la trató en Nueva York y sumado a ellos, el artículo Apoorva Mandavilli para el New York Times.
La paciente, a quien decidieron apodar “Paciente de Nueva York“, para no revelar su identidad, fue diagnosticada con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) desde junio de 2013 y también padecía leucemia. Sin embargo, después del procedimiento, no ha tenido niveles detectables del virus durante 14 meses a pesar de haber dejado el tratamiento con antirretrovirales, por lo que se considera que está libre de la enfermedad y se le dará por curada si no hay cambios.
La mujer recibió un trasplante de células madre procedentes de un cordón umbilical, suplementado con células adultas donadas por un familiar. La sangre del cordón umbilical no era compatible del todo en aspectos de raza y etnia, lo que significó un avance respecto al anterior par de personas que registraron haber vencido al SIDA, que tuvieron trasplantes de médula ósea de personas de etnia similar.
El procedimiento fue llevado a cabo por los doctores Marshal Glesby, Jingmei Hsu y Koen van Besien, pertenecientes a la unidad de investigación médica Weill Cornell. La doctora Jingmei señaló que “la combinación de la sangre del cordón umbilical y las células de su pariente podría haberle evitado muchos de los efectos secundarios brutales de un trasplante de médula ósea típico”.
El trasplante de la sangre del cordón umbilical representa menor riesgo, ya que los dos pacientes que superaron el VIH anteriormente, mostraron afectaciones importantes posteriores, a diferencia de la mujer, que salió del hospital a los 17 días del injerto y no presentó ninguna enfermedad.
Sharon Lewin, presidenta electa de la Sociedad Internacional del Sida, advirtió que el método de trasplante utilizado en este caso no sería una cura viable para la mayoría de las personas que viven con el VIH, pero agregó que el caso “confirma que es posible una cura para el VIH y fortalece aún más el uso de la terapia génica como una estrategia viable para la cura del VIH“.
Los hallazgos en torno a este caso de estudio aún no se han publicado en una revista científica revisada por pares, por lo que la comprensión más amplia sobre el mismo aún es limitada.
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