En Alemania un grupo de científicos han tratado a algunos pacientes con adicciones a las drogas usando videojuegos y sistemas de realidad virtual como una manera de evitar las recaídas y los comportamientos impulsivos, lo que abre la puerta a un tratamiento en donde el ocio es el mayor aliado.
Los pacientes de este programa están inmersos en una simulación de un crucero llamado Schiff Ahoi! (¡Barco a la vista!). Provistos de una tableta, su cometido es servir alimentos del bufé del barco antes de que estos desaparezcan y evitando coger aquellos que se les han prohibido. Si juegan bien, los puntos obtenidos les ayudarán a llevar el barco a destinos mediterráneos, donde podrán conseguir postales virtuales.
Según lo comentado por los científicos, este nuevo tratamiento puede ayudar en la adicción no sólo a las drogas, sino también en el alcoholismo, el consumo de tabaco, la ludopatía y los trastornos alimenticios. Y es que en particular, estos problemas son muy complicados se superar y existe un nivel de recaída bastante alto incluso cuando se siguen tratamientos basados en la evidencia.
Las tasas de recaída son verdaderamente altas, sobre todo durante el primer año de tratamiento. Según Leonie Ascone Michelis, psicóloga clínica e investigadora posdoctoral en el hospital universitario Hamburgo-Eppendorf (Alemania): “Es una carga global con implicaciones en los costes, la economía y especialmente en la vida de las personas afectadas”.
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Y aunque el uso de procesos digitales e inmersivos sean una herramienta útil en el tratamiento de estas adicciones, los especialistas afirman que la terapia aún es necesaria y que no debe dejarse de lado, pues el autocontrol es uno de los principales objetivos en estos procesos que lejos del uso de videojuegos, también se usa la realidad virtual.
Ascone explica: “Intentamos que estas intervenciones con videojuegos o realidad virtual formen parte de nuestro programa clínico. Los videojuegos gustan a mucha gente, así que esperamos obtener buenos resultados al usarlos con esta nueva función.
En el proyecto Self-Control, este concepto se ha ampliado para dar lugar a un juego con un casco de realidad virtual donde los participantes se entrenan en un entorno en tres dimensiones mucho más real, la barra de un bar virtual, donde hay bebidas virtuales y donde han de mover los brazos tal y como lo hacen en la vida real. El entrenamiento se está probando junto con los tratamientos habituales en distintas clínicas de rehabilitación en régimen interno para personas alcohólicas de Dinamarca, Alemania y Polonia.