Ya lo habían anunciado los chinos, pues el Centro de Investigación y Entrenamiento de Astronautas del gigante asiático había puesto a prueba un control mental en uno de sus brazos robóticos que son enviados al espacio. Sin embargo, nuevos experimentos han llevado el poder de la mente a otro nivel, pues ya se podrían controlar dispositivos con tan solo pensarlo.
Usando inteligencia artificial y un dispositivo que puede interpretar las ondas cerebrales y convertirlas en código binario para después reconocer los patrones de ondas, es que los chinos han comprobado en sujetos de prueba que el control mental sobre teclados o interruptores ya es una realidad.
Y es que gracias a la medición de la actividad eléctrica producida por el cerebro ya se ha comprobado que con únicamente pensarlo, se pueden hacer cosas tan simples desde presionar caracteres en un teclado hasta el control en un 99% de un brazo robótico diseñado para asistir a los astronautas en el espacio.
Wang Congqing, líder del equipo de investigadores, afirmó que “una persona sin entrenamiento puede usarlo para emitir comandos con una precisión y velocidad bastante altas“. Así pues, el grupo de investigadores habría encontrado la forma de contrarrestar la interferencia en las lecturas de las ondas cerebrales, lo que normalmente impediría el control mental.
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Javier Andreu-Pérez, principal autor del estudio, señaló que su investigación demuestra “decodificación del pensamiento bastante buena para el control de dispositivos de una casa domótica. Lo que nosotros hemos mejorado es la descodificación utilizando el aprendizaje profundo en combinación con técnicas de procesado difuso para eliminar todo ese ruido que hay alrededor de la señal y centrarnos en la actividad neuronal que se puede captar por la electroencefalografía”, explicó el investigador del SINBAD.
Ahora, con estas aplicaciones en las ondas cerebrales, otro grupo de investigadores del Imperial College de Londres buscaría tratar a pacientes con daño cerebral o en la educación. Sin embargo, de acuerdo a la autora Rylie Green, las neurotecnologías pueden tener un efecto profundo en nuestra propia experiencia como seres humanos.