Con el paso de los años la tecnología ha desarrollado sistemas que ayudan a los seres humanos a llevar vidas “normales, tales como las prótesis. Sin embargo, existen casos de personas que se vuelen uno con la tecnología por mero gusto.
En los últimos días el caso de Manel de Aguas se ha vuelto muy popular en internet, pues este hombre decidió voluntariamente implantarse dos sensores con los que escuchar la humedad, la presión atmosférica y la temperatura.
En este sentido, Manel ya no se llama a sí mismo como una persona 100% humana, ya que gracias a estas tecnologías ha superado esa barrera y ahora, asegura, se ha replanteado su identidad y puede conectarse con su entorno.
Sin embargo, podríamos decir que los cyber-humanos ya caminan por la tierra desde hace muchos años.
Tal es el caso de la empresa norteamericana de software Three Square Market, pues en 2017 le propusieron a sus empleados implantarles chips que permitirían nuevas funcionalidades como abrir puertas, acceder a ordenadores, hacer fotocopias, entre otras cosas.
Cyber-humanos reconocidos por gobiernos…
Otro caso es el de Neil Harbisson, un joven que nació sin la habilidad de ver colores (acromatopsia). Sin embargo, para resolverlo un grupo de expertos le incrustaron un sensor en el cráneo que le permite asociar los colores a sonidos y reconocerlos de esta forma.
El tema ahora es que conforme pasen los años habrá más casos de estos, donde la tecnología y sus habilidades sean implementadas en humanos por el mero gusto.
Esto abrirá toda una nueva carpeta en términos legales y sociales, porque conforme avancen los desarrollos tecnológicos, ¿qué será considerado un humano? ¿Qué no lo será?
Por ahora no queda más que esperar y ver de qué manera avanza el interés humano en convertirse en algún tipo de cyborg, pero de carne y hueso.
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