La fuga de Nord Stream, o mejor dicho uno de los sabotajes más impresionantes de la historia moderna, se ha convertido en un problema medio ambiental debido a la cantidad de metano que se desprende en el océano.
La fuga de Nord Stream, una enorme tubería que atraviesa el mar Báltico, se ha convertido en la emisión de gas metano más grande de la que se tenga registro en la historia, pues se ha convertido en una piscina burbujeante de 900 metros de diámetro.
Desde que comenzó la fuga se estima que se han vertido de golpe 115.000 toneladas de metano, un gas altamente concentrado con un efecto invernadero hasta 84 veces más contaminante que el CO2.
Ahora, luego de 4 días desde que Nord Stream se desborda sin control, se estima que su fuga es equivalente a quemar casi 300.000 kilos de carbón cada hora.
De acuerdo con investigadores del GHGSat, se han emitido unos 22.920 kilos de metano por hora, lo que continuará por un tiempo indefinido ya que no hay forma de contener la fuga desde el tubo afectado, pues este ha sido consumido a tal grado que no se puede sellar.
Y aunque la fuga ha disminuido en tamaño, reportando ahora unos 290 metros de diámetro, el daño hacia el medio ambiente ya está hecho y no hay forma de remediarlo.
Por ahora ningún país quiere hacerse responsable del impacto medio ambiental, pero conforme empiecen a notarse los efectos de esta masiva fuga, las sanciones podrían empezar a llegar.
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