El balón utilizado en el reciente mundial de Qatar 2022 que llevó por nombre Al Rihla, contó con una tecnología nunca antes implementada en un torneo.
Este se basaba en tener un chip interno que le permite entregar datos a los jueces y jugadores sobre lo que está pasando en el terreno de juego.
Una de las más importantes es la línea de fuera de juego, que ha causado polémica por las decisiones milimétricas que se han tomado durante partidos de Qatar 2022.
Con esta innovación, se podía establecer exactamente las partes del cuerpo que están en posición irregular para anular la acción de juego o el gol.
Todo esto gracias al sensor interno IMU (unidad de medición inercial) que hace una revisión del estado del balón 500 por segundo, lo que permite detectar con absoluta precisión el momento exacto en el que se golpea la pelota.
En la última jornada de la fase de grupos en Qatar 2022, una imagen se hizo viral al ver que los balones estaban cargándose vía USB.
La inclusión de esta tecnología en la pelota hace parte de una variedade de decisiones que tomó la FIFA para brindarle más herramientas a los árbitros y buscar una mayor garantía en la exactitud de la toma de decisiones.
Esta tecnología de la pelota no afecta para nada el rendimiento del balón y ninguno de los jugadores se percata de su existencia.