Aunque la primera prueba de lanzamiento de la nave Starship de la Agencia Espacial Space X fue aplaudida por millones, esto tomando en cuenta que explotó en el aire, nadie se había percatado del impacto medioambiental que esto ocasionó.
Y es que el lanzamiento de la nave más poderosa jamás creada dio como resultado la completa destrucción de su plataforma de lanzamiento, lo que puede escalar hasta la creación de un daño al medio ambiente.
Por ello, la Administración Federal de Aviación (FAA) ha tomado la decisión de suspender el programa de lanzamiento del Starship a la espera de los resultados de una ‘investigación del incidente'” más exhaustiva.
A lo largo de estos años, tanto la FAA como SpaceX parecían poner especial énfasis en la contención de los posibles daños medioambientales. Aunque parece que, concentrados en los efectos del cohete, no llegaron a considerar el polvo: el polvo que podría ocasionar la destrucción casi total de la plataforma de lanzamiento.
Y es que la lluvia de ceniza, cascotes y arena que generó el fiasco de diseño de la base de lanzamiento ha llegado muchos kilómetros más allá de donde se pensaba que iba a llegar.
Esto podría afectar a toda esa región costera de Texas es un singular refugio de la biofera y, durante estos meses, muchas de esas especies están anidando en las zonas afectadas.
De momento, la FAA ha explicado que solo hay un requisito para que SpaceX pueda volver a hacer otro vuelo de prueba: que haya garantías suficientes de que “cualquier sistema, proceso o procedimiento relacionado con el percance no afecta la seguridad pública”.
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