El Gobierno de Estados Unidos ha publicado un documento detallando su estrategia de seguridad nacional, en la cual considera a China como una amenaza en los ámbitos económico, tecnológico y militar.
En respuesta a esto, Estados Unidos ha impuesto sanciones para frenar el desarrollo tecnológico de China, y otros países como Japón, Corea del Sur y Países Bajos se han unido a esta causa.
Recientemente, el Gobierno estadounidense ha aprobado nuevas sanciones contra 31 organizaciones chinas, destacando el Centro de Supercomputación de Shanghái (CSS).
China posee algunas de las instalaciones de supercomputación más avanzadas del mundo, y el CSS desempeña un papel estratégico en el camino hacia la autosuficiencia computacional del país. Sin embargo, las sanciones de Estados Unidos se dirigen a Shanghai Supercomputing Technology Co, una empresa conjunta entre el CSS y el fabricante de superordenadores Dawning Information Industry.
Según el Gobierno de Joe Biden, estas organizaciones han adquirido o intentado adquirir soluciones tecnológicas estadounidenses para impulsar la modernización de su industria militar, incluyendo el desarrollo de misiles hipersónicos.
Aunque los centros de supercomputación tienen diversos usos científicos y tecnológicos, su relevancia en el desarrollo de armas hipersónicas no se puede negar.
China ha respondido a estas sanciones acusando a Estados Unidos de utilizar la economía y el comercio como armas contra ellos.
Estas sanciones a corto y medio plazo afectarán significativamente a China, ya que la mayoría de los superordenadores del país utilizan chips y software estadounidenses. Esto comprometerá su competitividad y obligará a empresas como Microsoft, NVIDIA, Intel y AMD a reducir su colaboración con el CSS.
También te puede interesar: China excava un agujero de 10,000 metros de profundidad