La competencia en inteligencia artificial entre OpenAI y Google continúa, en especial por el liderazgo ChatGPT, pero Google sigue esforzándose por recuperar terreno con su modelo Bard.
Sin embargo, Google se enfrenta a desafíos internos, ya que las divisiones de IA, DeepMind y Google Brain, han tenido dificultades para colaborar y fueron obligadas a unirse.
El estilo de liderazgo del CEO de Alphabet, Sundar Pichai, funcionó bien cuando la empresa dominaba el mercado, pero parece no ser tan efectivo ahora.
Pichai tenía poco poder sobre los responsables de DeepMind y Google Brain, por lo que había dificultades para lograr que priorizaran ciertos proyectos o compartieran código.
De igual forma existe una controversia relacionada con el entrenamiento de Bard, pues uno de los principales investigadores de Google se quejó de que Bard estaba siendo entrenado con datos de ChatGPT, específicamente utilizando ShareGPT, un sitio web donde las personas publican conversaciones con ChatGPT.
Sin embargo, Google negó estas afirmaciones y declaró que Bard no se entrenó con datos de ChatGPT o ShareGPT.
Además, parece que OpenAI utilizó videos de YouTube y podcasts como fuentes de información y entrenamiento para ChatGPT, utilizando una herramienta de transcripción llamada Whisper.
No está claro si esta extracción de datos viola los términos de uso de YouTube, que prohíben el uso automatizado de herramientas para acceder a su contenido.
La falta de transparencia en el entrenamiento de estos modelos podría representar un problema, aunque sólo las empresas involucradas conocen realmente cómo se entrenaron los modelos fundamentales, como GPT-4 de OpenAI y PaLM 2 de Google.
Esta falta de transparencia genera incertidumbre y la regulación propuesta en la Unión Europea, conocida como AI Act, busca aumentar la transparencia en este sentido.
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