El Petro, la criptomoneda estatal respaldada por petróleo y oro en Venezuela, está cerca de su desaparición.
Desde finales de mayo, la cadena de bloques del Petro ha experimentado irregularidades y la plataforma PetroApp ha presentado fallas.
La corrupción en PDVSA, la empresa estatal de petróleo, ha sido uno de los principales factores que han contribuido al fracaso de esta política pública impulsada por el chavismo.
El Petro fue lanzado en 2017 como una herramienta para transar activos y capitalizar recursos, respaldado por las reservas petroleras internacionales del país.
Alentados por la propaganda oficial, muchos ciudadanos venezolanos, incluyendo empresarios y cadenas comerciales, cambiaron gradualmente sus bolívares por Petros como forma de ahorro.
La criptomoneda también fue promovida como unidad de referencia en transacciones digitales oficiales y en servicios tributarios y consulares. Sin embargo, la utilidad del Petro se vio obstaculizada desde el principio debido a su naturaleza centralizada y la falta de credibilidad en su equipo promotor.
Su funcionamiento requería de un proceso de canje que no resultó creíble en un gobierno con problemas de credibilidad.
Además, el Petro fue aceptado principalmente por su potencial de arbitraje, ya que podía adquirirse a precios más bajos en el mercado secundario.
Varios funcionarios relacionados con el Petro, como Joselit Ramírez y Hugbel Roa, han sido encarcelados por delitos relacionados con corrupción.
El presidente de la Superintendencia Nacional de Criptoactivos (Sunacript), Joselit Ramírez, y el ministro de Ciencia y Tecnología y Educación Universitaria, Hugbel Roa, estuvieron involucrados en la promoción y desarrollo del Petro.
Recientemente, se ha nombrado una nueva junta directiva en Sunacript.
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