El mercado de los autos eléctricos está experimentando un crecimiento significativo, pero aún enfrenta un desafío importante relacionado con el suministro de litio, el mineral más demandado para la producción de baterías.
El litio es difícil de obtener y costoso, lo que ha llevado a fabricantes de baterías y compañías automotrices a buscar alternativas y soluciones.
Una de las opciones es el uso de baterías LFP.
Son más asequibles pero tienen una menor densidad energética y requieren más cargas para alcanzar la misma autonomía.
Otra opción son las baterías NMC y NCA, que combinan diferentes materiales como níquel, cobalto, manganeso y aluminio para ofrecer mayor autonomía y mejores prestaciones en vehículos de alta gama.
Una tercera opción son las baterías de sodio.
Han sido objeto de investigación durante algún tiempo pero aún no han alcanzado su pleno potencial.
Aunque actualmente tienen una baja densidad energética, se espera que su rendimiento mejore y puedan igualar a las baterías LFP para el año 2025.
Sodio x litio
El abaratamiento de las baterías es considerado más importante que alcanzar autonomías de 1,000 km, ya que esto permitiría que los vehículos eléctricos sean más asequibles y funcionales en el uso diario, aunque requieran parar en más ocasiones en viajes largos.
Además, las baterías de sodio tienen una vida útil más larga, lo que las hace atractivas para los consumidores.
La extracción y transformación del sodio es menos costosa que la del litio, lo que podría reducir los precios de las baterías que utilizan este mineral.
China y Estados Unidos son los principales competidores en la batalla por el sodio.
China ha liderado el mercado de autos eléctricos en los últimos años, pero Estados Unidos tiene una gran reserva de sodio y su independencia de suministro podría representar una competencia importante.
Aunque el sodio podría reducir la demanda de litio en un 7% para 2035, según Bloomberg.
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