En diciembre de 2024 y enero de 2025, Londres fue escenario de una serie de robos en varias Apple Store, protagonizados por menores de entre 13 y 15 años. Grupos de jóvenes encapuchados irrumpieron en tiendas como Battersea Power Station, Regent Street y Brent Cross, causando pánico entre los clientes y llevándose productos mediante el método del tirón. En apenas dos semanas y media, se registraron 13 asaltos en diferentes puntos de la ciudad.
Uno de los robos más destacados ocurrió el 26 de diciembre en Brent Cross, donde intentaron sustraer 50 iPhones. Aunque la policía respondió rápidamente, los ladrones ya habían huido.
En total, 12 personas han sido acusadas, 11 de ellas menores, enfrentando cargos de conspiración para robo, posesión de drogas y robo agravado.
Los videos de los asaltos muestran a los empleados inmóviles mientras los delincuentes actúan. Esto responde al protocolo de seguridad de Apple, que prioriza la seguridad de las personas sobre los productos, ya que estos están asegurados.
Sin embargo, los dispositivos resultan inútiles una vez fuera de la tienda
Además, los dispositivos robados resultaron inútiles, ya que los modelos de exhibición cuentan con un sistema de seguridad que los bloquea automáticamente, convirtiéndolos en meros pisapapeles.
Aunque los robos dejaron pérdidas materiales controladas, lo que preocupa es la implicación de menores en este tipo de actividades delictivas, lo que ha desatado un debate sobre las causas sociales que impulsan este fenómeno. La coordinación de los menores y la frecuencia de los ataques reflejan un problema más profundo que va más allá del simple hurto.
Mientras las autoridades investigan y refuerzan la seguridad, Londres se enfrenta a una inquietante realidad: niños organizados en delitos que, aunque frustrados tecnológicamente, plantean preguntas sobre el futuro de la juventud y la seguridad urbana.
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