El gobierno de EU ha abierto un juicio antimonopolio de gran escala contra Meta. Acusando a la compañía de Mark Zuckerberg de haber construido ilegalmente un monopolio de redes sociales a través de años de conductas anticompetitivas.
La demanda, impulsada por la Comisión Federal de Comercio (FTC) con respaldo bipartidista, pone bajo escrutinio las adquisiciones de Instagram y WhatsApp.
Las cuales, según el gobierno, fueron maniobras deliberadas para eliminar a la competencia y consolidar el dominio de Facebook en el ecosistema digital.
El corazón del caso: ¿quiso Meta “comprar para dominar”?
Las autoridades alegan que Meta no compitió de forma justa, sino que compró a sus competidores más amenazantes antes de que pudieran crecer lo suficiente para desafiar su poder.
El caso se apoya en un amplio expediente que detalla cómo la empresa identificó a Instagram y WhatsApp como riesgos estratégicos y los absorbió. Cerrando el paso a una competencia real.
Si el juez James Boasberg, quien preside el caso, falla a favor de la FTC, Meta podría verse obligada a vender ambas plataformas, un golpe monumental para su estructura empresarial y una advertencia directa a otros gigantes tecnológicos.
¿Influirá Trump en el caso?
A pesar de que el caso tiene raíces técnicas y legales sólidas, el contexto político no pasa desapercibido. El expresidente Donald Trump ha intervenido reiteradamente en agencias independientes como la FTC.
Despidiendo recientemente a dos comisionados demócratas en una acción que muchos califican de ilegal.
Al mismo tiempo, las señales entre Zuckerberg y Trump han sido contradictorias: mientras el CEO de Meta se ha acercado al expresidente con cenas y cambios en la plataforma que favorecen su agenda, Trump ha lanzado advertencias veladas, acusándolo incluso de haber “conspirado” contra él en 2020.
Más allá del destino de Meta, este juicio podría sentar un precedente histórico sobre cómo se regula el poder de las grandes tecnológicas en EE.UU. Si se confirma que Meta actuó como un monopolio, otras empresas como Amazon, Apple o Google podrían enfrentar demandas similares en el corto plazo.
Por ahora, el futuro de Instagram y WhatsApp como parte del imperio Meta está en juego, y las tensiones entre intereses corporativos, presiones políticas y la necesidad de proteger un mercado digital competitivo dibujan un panorama tenso e incierto.
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